En Oriente, el maestro no se detiene a probar sus afirmaciones o hipótesis; no demuestra en la pizarra las verdades espirituales; no arguye ni promueve discusión con sus alumnos.
Por el contrario, su enseñanza es autoritaria y comunica sus conocimientos tal y como los recibió, sin preocuparse de si los que escuchan están o no de acuerdo con él.
No cuida de si todos aceptan sus afirmaciones, porque sabe que quienes estén dispuestos a recibir la verdad que él enseña, la reconocerán intuitivamente, y para quienes no estén preparados a recibirla, será ineficaz todo argumento.
Cuando un alma esta preparada para una verdad espiritual, y toda o parte de ella se le expone oral o gráficamente, intuitivamente la reconoce y se la asimila.
El maestro oriental sabe que muchas de sus enseñanzas sólo consisten en la siembra de la semilla, y que por cada idea que el estudiante se asimile al principio, habrá cientos que tardarán mucho tiempo en comprenderlas.
No queremos decir que los maestros orientales exijan del estudiante que acepte ciegamente todo cuanto se le diga.
Por el contrario, recomiendan al discípulo que acepte como verdad sólo aquello que él pueda probar por sí mismo, porque ninguna verdad es verdad para uno mientras no pueda probarla por su propia experiencia; pero se le enseña que debe desenvolverse y desarrollarse antes de experimentar dichas verdades; antes de que muchas verdades puedan ser así probadas, debe desenvolverse y desarrollarse.
El maestro sólo pide que el estudiante tenga Confianza en él como indicador del camino, y así le dice: “Este es el camino, entra en él, y en el sendero hallarás lo que te he enseñado; pálpalo, pésalo, mídelo, pruébalo y conócelo por ti mismo. Cuando llegues a cualquier punto del sendero sabrás acerca de él tanto como yo o cualquier otra alma en aquella etapa; pero mientras no llegues a un punto determinado, debes aceptar las afirmaciones de los que ya llegaron, o rechazar todo lo que se refiere a ese punto particular. No aceptes nada como definitivo hasta que lo hayas probado; pero si eres discreto, aprovecharas el consejo y la experiencia de quienes llegaron antes.”
Todos los seres deben aprender por experiencia propia, pero unos pueden servir de indicadores del camino de otros. En cada etapa de la jornada se verá que quienes progresaron un poco más en la senda dejaron signos, marcas y postes indicadores para los que les siguen.
El hombre juicioso utilizará estas señales. No pido fe ciega, sino únicamente Confianza hasta que sean capaces de comprobar por ustedes mismos las verdades que les transmito, del mismo modo que fueron transmitidas a mi por quienes me precedieron.
Pedimos Paciencia al estudiante. Muchas cosas que al principio le parecerán oscuras, se irán aclarando a medida que prosigamos.
Yogi Ramacharaka
Grandes maestros, sembrando semilas. Un recorrido muy valioso y enriquecedor hacia el Yoga, el autococimiento y la espiritualidad.
Con amor y confianza, proponiendo enfrentar las limitaciones de la mente me han enseñado a crear lo que creo. Gratitud!